Sueños raspachines es la primera obra con la que se van a encontrar los visitantes, aunque esta es la segunda versión de una que llevaba el mismo nombre y que Rojas había presentado ya en 1999 en la Galería Valenzuela Klenner. Está hecha en siete papeles prensados en hojas de coca, de gran formato, con unas grafías que se refieren a valores que el artista considera que deben tener los indígenas y campesinos para tener condiciones de vida dignas.
Esas grafías corresponden a términos como salud, bienestar y educación, escritos en lengua nasa, comunidad indígena que habita al sur de Colombia y que él escogió porque “son cultivadores de coca, pero tienen muchos problemas pues, además de ser una tradición para ellos, de ahí sacan su sustento”, dice Rojas.